20070331

¿Bombardeará EEUU a Irán el 6 de abril?

Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada

La primera semana de abril no será apta para cardiacos, ni en las bolsas de valores ni en los frentes de guerra, primordialmente en la más importante fractura tectónica de la geopolítica: el golfo Pérsico.
El segmento bursátil ruso-israelí del oligarca Boris Berezovsky, exiliado en Londres, filtró la creación de una "OPEP del gas", el 9 de abril, en Doha (ver Bajo la Lupa, 25/3/07), es decir, tres días después de la fatídica fecha que seleccionó el general ruso Leonid Gregorievich Ivachov, anterior jefe de estado mayor y ahora vicepresidente de la Academia de Ciencias Geopolíticas (Novosti, 21/3/07), como la más probable para el bombardeo de Estados Unidos contra instalaciones estratégicas de Irán, quizá con armas nucleares tácticas.
De Defensa (25/3/07), centro de pensamiento estratégico europeo, considera la postura del general Ivachov como "semioficial". Sus argumentos suenan muy persuasivos y los ha adoptado el presidente Hugo Chávez. Dice haber detectado las inequívocas señales tanto en el "pase" subrepticio de Nancy Pelosi, la lideresa del Congreso, quien en el presupuesto militar no puso ningún obstáculo a un ataque contra Irán, como en la reciente reunión del poderoso grupo cabildero israelí-estadunidense (AIPAC, por sus siglas en inglés) -donde, por cierto, el principal ídolo de los israelíes paleobíblicos, el fundamentalista televangelista John Hagee, con sede en San Antonio (Texas, obviously!), reclamó en forma delirante un Armageddon nuclear contra Irán. Según el general Ivachov, la "vida sería paralizada" en Irán mediante la "creación del pánico y la instauración de un clima de caos e incertidumbre" -que Estados Unidos sabe hacer muy bien. Se busca atizar las luchas intestinas entre iraníes para luego "instalar un gobierno proestadunidense". Como que suena muy hollywoodense.
Las advertencias del general Ivachov pudieran formar parte de las intensas presiones que sufre Irán para ceder en su proyecto nuclear. No hay que perder de vista los antecedentes: EU, en la etapa de su aliado el Sha, a quien luego desechó sin perturbarse, inicia el proyecto nuclear iraní para "disuadir" a los soviéticos en el mar Caspio. Ni a la URSS ni a la Rusia contemporánea les encantaría tener misiles provistos con armas nucleares en su frontera marítima compartida con Irán, sea laica o chiíta.
Tampoco se pueden soslayar las querellas sobre el atraso en el pago iraní a Rusia por la terminación de la planta atómica de Bushehr, ni la contribución alegre de Moscú en la reciente ronda de sanciones. El mismo general Ivachov comentó que Rusia no irá a una guerra por Irán. Ya lo sabíamos.
¿Y que tal si Rusia y China, tras bambalinas, le han tendido una trampa a Estados Unidos para empantanarse sin redención en todo el golfo Pérsico, para luego colectar lo que quede de su naufragio?
Bajo la Lupa mantiene la hipótesis de que si la catástrofe militar estadunidense en Irak (combinada con las operaciones bélicas fallidas en Afganistán y en la costa oriental del mar Mediterráneo, en conjunción con sus aliados de Gran Bretaña e Israel) constituyó las exequias del efímero imperio unipolar, el bombardeo, sobre todo nuclear, contra Irán marcará su epitafio.
En un juego muy cerrado de siete actores -los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, sumados de Alemania, frente a Irán-, con intereses entrecruzados, cuando no antagónicos, en varios planos, no es sencillo detectar las intenciones verdaderas. El problema es que el reloj de la colisión se encuentra cinco para la medianoche, y se puede acelerar por un milimétrico error impredecible.
La sobrextensión del ejército estadunidense lo incapacita para una invasión terrestre, que además perdería en forma humillante, por lo que su única carta consiste en un masivo bombardeo aéreo.
La muy extensa y poderosa literatura propagandística hiperbélica controlada por la banca israelí-anglosajona da por asentado el bombardeo de Estados Unidos, al quequizá se sume Israel, quien sería el principal beneficiario.

La quiebra financiera global de la banca israelí-anglosajona ("la gente del dinero de Nueva York", general Wesley Clark dixit) reclama una tercera guerra mundial para intentar cubrir sus enormes pérdidas y reponerse mediante la alquimia de la sangre transmutada al monetarista "papel-chatarra".
La escalada de los juegos de guerra de Washington y Teherán apuntan a la inminencia de la colisión. Pero, a nuestro juicio, en esos cinco minutos cruciales para el destino del género humano pueden suceder muchas cosas, y los iraníes, si no operan en la cosmogonía apocalíptica a la que propende en forma esotérica el chiísmo, se pueden sacar de la manga un conejo de buen tamaño. Tampoco hay que subestimar a los acorralados iraníes.
Llama la atención la imperturbabilidad de la teocracia chiíta iraní. El usualmente moderado Kaveh Afrasiabi (Asia Times, 27/3/07), muy cercano al anterior presidente Jatami y muy crítico de la forma en que Ahmadinejad ha conducido las negociaciones nucleares, celebra el apoyo a Irán de Sudáfrica en el Consejo de Seguridad, al unísono del redivivo "Movimiento de los No-Alineados", lo cual, a su juicio, trastocó la correlación de fuerzas en la ONU. Tampoco concede importancia a las filtraciones del consagrado investigador Seymour Hersh, quien insiste en la inminencia del bombardeo (CNN, 25/3/07). En esta etapa en espiral, según Afrasiabi, la colisión apunta en dirección diferente al bombardeo: "pequeñas escaramuzas combinadas con ataques de aliados interpósitos; captura de rehenes y guerra de servicios de inteligencia" que en forma paulatina podrán desembocar en una conflagración mayor.
Ya se vive el "escenario Afrasiabi" con la serie de secuestros grupales y asesinatos de personajes entre Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña e Irán, que se han escenificado con un toma y daca azorante en Irak, Turquía, Francia y ahora en Shatt-el-Arab.
El "escenario Ivachov" fue planteado antes del audaz secuestro de los británicos quienes, por cierto, llama poderosamente la atención se hayan dejado capturar sin haberse defendido, lo que obliga a plantear, entre las varias hipótesis vertidas, que se puede tratar de un clásico juego de perfidia de Gran Bretaña.

Los británicos, por sus características sicogeográficas exiguas (su territorio es del tamaño de Chihuahua), son pérfidos, pero no tontos, mucho menos suicidas, como los barbáricos fundamentalistas estadunidenses, ni apocalípticos, como los israelíes paleobíblicos.
La jugada no es lineal, sino de geometría variable, y nadie la opera mejor en el Medio Oriente como la antigua Persia, también por sus características sicogeográficas.
En la fase evolutiva del ascenso del "poder ciudadano global", el consciente colectivo de la humanidad no podrá tolerar bajo ninguna circunstancia otro holocausto nuclear al estilo de Hiroshima y Nagasaki, lo cual parece habérsele olvidado tanto a la víctima, el gobierno japonés, como al verdugo estadunidense.
Lo importante no será el 6 de abril, sino "El Día Después", cuando EU e Israel, y quizá Gran Bretaña, se habrán aislado en forma suicida del concierto de la civilización universal y del emergente poder ciudadano global. En todos los escenarios visibles ya perdió Estados Unidos, pero con la guerra, no se diga nuclear, perderá infinitamente mucho más.

20070316

El transporte y la contaminación ideológica

El autor defiende en este artículo que la publicidad sigue siendo un espacio cerrado a las campañas de concienciación sobre los efectos perniciosos del automóvil.


Mientras que las Administraciones Públicas destinan cada vez más recursos a promover cambios de hábitos sociales para hacer frente a los grandes problemas ambientales generados por un modelo de movilidad dominado por el vehículo motorizado privado, la dependencia y el deseo de posesión de este objeto se potencian incesantemente en los medios de comunicación, especialmente a través de la publicidad. Miles de millones de euros se destinan anualmente, en toda Europa, a la promoción del uso del coche, generando un imaginario donde éste pasa a representar ciertos valores simbólicos y expresivos, como la identidad, la imagen o el prestigio social del usuario. El Observatorio de la Publicidad de la Movilidad Sostenible -formado principalmente por miembros de la Coordinadora Estatal ConBici- es una iniciativa que se propone como canal de comunicación, elemento de intervención y foro de debate y reflexión sobre los contenidos de la publicidad y los medios de comunicación que hacen referencia, de una u otra manera, a los diferentes aspectos sociales, ambientales, culturales, económicos, etc., de la movilidad.
La movilidad sostenible tiene que luchar contra la poderosa máquina publicitaria puesta a disposición del automóvil en los medios de comunicación: es el objeto de consumo que mayor inversión publicitaria recibe a escala mundial. Desde la publicidad y también desde el cine, se exaltan usos del automóvil que fomentan actitudes y hábitos indeseables. Los contenidos publicitarios reflejan, a veces de manera muy explícita, una de las formas de contaminación más peligrosa y dañina: “la contaminación ideológica”. Todos los periódicos dedican una sección al mundo del Motor desde donde se hacen verdaderos ditirambos a los últimos modelos de automóvil lanzados al mercado, por cierto sin que aparezca por ningún sitio el aviso de ‘publicidad’. Se trata uno de los más escandalosos casos de publicidad encubierta que podemos encontrar en los medios.
El uso abusivo del vehículo privado motorizado es el mayor responsable de esta situación y en todos los estudios se revela como uno de los medios de transporte más ineficientes, tanto desde un punto de vista energético como de ocupación de espacio público, a la vez que genera una mayor tasa de contaminación y de coste social. No obstante, debido a la presión comercial de las diferentes marcas de coches, la obsesión por este ‘objeto de deseo’ no hace más que crecer, de la mano de una acción publicitaria sin precedentes y que no repara en gastos. Las compañías fabricantes tienen, por tanto, una responsabilidad social en lo que se refiere a la exaltación y mantenimiento de determinados comportamientos contrarios a la racionalidad en el uso de los vehículos a motor y a los criterios de movilidad sostenible.


El coche devora la ciudad... y el tiempo
Elena Díaz , miembro de Ecologistas en Acción.


Hace ya tiempo que los problemas que ocasiona el uso del automóvil han empezado a hacerse visibles, sobre todo en las ciudades, aunque bien es verdad que la percepción de los mismos, siempre ocultada por una ideología social que eleva al coche a los altares del consumismo y del triunfo social, dista mucho de ser objetiva y se queda a años luz de su implacable realidad.
Pero los datos son tercos e imponen su ley. Año tras año se superan los récords de venta de coches (más de un millón y medio al año) y la movilidad motorizada crece a un ritmo desbocado, muy por encima del PIB, del empleo o de cualquier sector económico, agravándose los problemas que ocasiona.
El más visible de ellos es la congestión (que sólo es un síntoma de la enfermedad del transporte). Los políticos han tratado el síntoma construyendo más carreteras, es decir, generando más tráfico y agravando la enfermedad, haciendo realidad aquella frase de Quevedo de que “peor que estar enfermo es tener un mal médico”. Por ello, no dejan de crecer otros síntomas más preocupantes como son la contaminación del aire, el ruido o los accidentes, nebulosamente visibles para el conjunto de la ciudadanía y aceptados como el necesario precio a pagar por el progreso que nos depara el automóvil.
Otro tipo de problemas, como el consumo de petróleo (casi la mitad del consumo total en un escenario de precios en alza y futura escasez) y las emisiones de CO2 resultantes (crecen a un ritmo de 4% al año) quedan más en la sombra, porque ponen en evidencia no sólo la insostenibilidad ecológica del sistema de transporte, sino también su inviabilidad a medio y largo plazo.
Pero el coche ha producido también cambios en nuestro modo de vida que nos hacen pensar en él erróneamente como la solución y no como el problema. La expansión de la urbanización, que crea ciudades difusas, donde residencia, comercio, trabajo y ocio están esparcidos por el territorio -con su consiguiente ocupación y degradación- ha provocado un incremento de los viajes en coche: el automóvil crea distancias que sólo él puede recorrer. Como consecuencia, no sólo se va destruyendo la vida urbana (centros congestionados y periferias desalmadas, con calles vacías de vida), sino que pagamos un alto precio en forma de tiempo que dedicamos a transportarnos. Paradójicamente, la posibilidad de viajar rápidamente en nuestro propio vehículo nos ha proporcionado un aumento de las distancias a recorrer y del tiempo empleado en transportarnos.
Cuando Henry Ford propuso resolver los problemas de la ciudad abandonándolas “para vivir entre flores, lejos de las calles abarrotadas”, sabía muy bien lo que se proponía: vender más automóviles. Pero, a pesar de la publicidad, no todo el mundo tiene coche. El automóvil no es un derecho, sino un privilegio de pocos; no puede ser ni será nunca un transporte universal, ya que excluye a amplias capas de la población -niños, ancianos, discapacitados, mujeres y hombres sin carné o sin recursos económicos- que a medida que el coche se impone ven disminuir sus posibilidades de movilidad y de autonomía.


Menos coches, mejor clima
La contribución del transporte urbano al cambio climático es enorme. La mitad de las emisiones debidas al transporte que provocan el calentamiento global se producen en las ciudades. Por este motivo, Ecologistas en Acción señala que las actuaciones dirigidas a mejorar la sostenibilidad del transporte urbano son de vital importancia.
Este año la convocatoria del Día sin Coches y de la Semana de la Movilidad reviste una particular importancia, ya que el tema central es el cambio climático. Según un amplio consenso científico, el cambio climático es el problema ambiental y social más importante al que se enfrenta la humanidad. Además, España es uno de los países europeos en los que se prevé que las consecuencias del cambio climático serán más dramáticas.
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20070304

La sociedad de la vigilancia a gran escala

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS APLICADAS AL CONTROL SOCIAL


La gente se encuentra ahora bajo vigilancia en un grado sin precedentes. Antes se vigilaba determinados aspectos de determinadas personas; ahora se vigila todo tipo de aspectos de todo tipo de personas, y ello aumenta a medida que instituciones altamente especializadas utilizan medios cada vez más sofisticados para recopilar rutinariamente datos personales, convirtiéndonos a todos en objeto de supervisión y sospecha.



Estamos vigilados en cuanto utilizamos una tarjeta bancaria, tenemos un coche, recibimos publicidad o enseñamos el carné de identidad, y ahora, en cuanto salimos a la calle y nos graban sus cámaras. En todos estos casos los ordenadores registran nuestros hábitos, nuestros datos se cotejan con otros, vamos dejando un rastro de nuestra personalidad con los que se puede ir elaborando un perfil personal, y se van elaborando perfiles de grupos (tanto de consumidores como políticos). A finales de los ‘70, con el nacimiento del microchip y el desarrollo de las nuevas tecnologías, comenzó la vigilancia a gran escala.


Pese a afectar a la sociedad en su conjunto, lo cierto es que no existen movimientos sociales que cuestionen la extensión de la vigilancia (aunque últimamente sí se vislumbra cierta oposición al control a través de la Red). Puede deberse, por una parte, a que el avance de la vigilancia informática se puede percibir como un avance social y, por otra, a que existe gran dificultad en concretar el problema, máxime cuando se tiende a ver como algo ajeno: “no me importa que me vigilen, yo no tengo nada que ocultar”, sin darnos cuenta de que lo que se está vulnerando no es sólo nuestra intimidad sino que estamos viendo amenazada por la vigilancia electrónica nuestra propia personalidad, entendida ésta como dignidad, libertad y responsabilidad humana. Las personas son cada vez más vigiladas y sus actividades documentadas y clasificadas, no sólo como actividad a posteriori (detener delincuentes), ni siquiera estrictamente a priori (prevenir la delincuencia), sino como medio de fortalecimiento del poder.


La información es poder en cuanto que contribuye a crear poblaciones que cada vez en mayor medida se conforman con las normas sociales. El conocimiento de lo que ocurre está siempre ligado al poder y así, el control de la información se ha convertido en una cuestión política clave. Las cámaras de vigilancia están destinadas a obtener información: hacen más extendidos, y simultáneamente menos visibles, muchos procesos que ya estaban en marcha. Si los ordenadores contribuyen a inaugurar una nueva dimensión de la vigilancia e Internet la multiplica, las cámaras la sacan a la calle. Las organizaciones que utilizan la tecnología de la información para vigilancia obtienen con relativa facilidad una imagen detallada de la vida cotidiana de individuos y de grupos. Datos relativos a la situación financiera, estado de salud, transacciones telefónicas, ayudas sociales, residencia, estado civil, procedencia étnica... son fácilmente accesibles y no obtenibles sin las modernas tecnologías. Las cámaras de vigilancia instaladas en grandes y medianos núcleos urbanos ponen imagen a la información.
La situación parece ser más grave que la prevista por Orwell en su 1984. Orwell ideó un centro controlador, y ahora el control está descentralizado. Tampoco imaginó que su principal ejecutor no fuera el Estado. Hoy los vigilados son los consumidores (por entidades privadas) tanto como los ciudadanos (por el Estado).



Orwell pensó que el controlado iba a ser consciente en todo momento de la presencia de su controlador. Actualmente la mayor parte de la vigilancia se lleva a cabo de forma oculta (existen cámaras de videovigilancia a la vista de cualquiera y otras estudiadamente ocultas), lo que pudiera parecer una contradicción, pero es la estrategia del panóptico: el control se mantiene por la sensación constante de ser observado por ojos que no se ven, así no hay ningún lugar donde ocultarse. Al no saber si se es o no observado, la obediencia a las normas puede parecer la única opción racional. Es la incertidumbre como medio de dominación. Finalmente Orwell diseñó un control estatal con un sistema totalitario; no pudo prever que las nuevas tecnologías permitieran una vigilancia tendente al totalitarismo en perfecta coexistencia con procesos formalmente democráticos.


LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PERMITEN EL DESARROLLO DE LA ‘CIBERVIGILANCIA’



El DNI entra en la era digital


Las grandes empresas armamentísticas, aliadas con las corporaciones informáticas, fabrican y gestionan sistemas de identificación y vigilancia.

PRESENTACIÓN. El 16 de marzo de 2006, el ministro del Interior, José Antonio Alonso, entregaba el primer ejemplar del nuevo DNI electrónico a una empresaria de Burgos.

En el ámbito de la identificación personal los países que no obligaban a sus ciudadanos a tener una documentación al efecto la van implantando a marchas forzadas (EE UU y especialmente Gran Bretaña). En los países donde ya existían documentos de identidad para la población, se está impulsando la renovación y modernización del sistema aplicando las nuevas tecnologías de control. En este contexto, en marzo comenzó a implantarse el DNI electrónico -como colofón de un diseño comenzado en la era Aznar-: Es similar al actual, si bien incorpora un chip capaz de guardar y procesar información.
Además de identificar al usuario frente a terceros, su principal novedad estriba en la firma electrónica, destinada a facilitar, dicen sus impulsores, la administración electrónica (el ciudadano podrá hacer trámites con la Administración desde un ordenador), así como permitir transacciones electrónicas comerciales ‘seguras’ a través de la Red. El chip del nuevo DNI llevará, en principio, la misma información que el documento actual junto con los certificados de autentificación y de firma electrónica. Se prevé que en el 2008 esté ya implantado en todo el país. No todo es color de rosa El primer problema estriba en que se prevé que, tanto la información del chip, como la tecnología utilizada, van a ser modificadas en breve.
El DNI-e ha sido aprobado por el Gobierno a través de un simple Real Decreto (R.D. 1553/2005), y por tanto de espaldas, no solo a la ciudadanía, sino a la voluntad del Congreso que pudiera haber propiciado un debate sobre su necesidad, contenido, alcance y finalidad. Por ello puede ser modificado en cualquier momento por el Gobierno de turno, sin necesidad de someterse a votaciones parlamentarias. Por otro lado, en febrero, el inspector jefe del área de Informática de la Dirección General de la Policía, Juan Crespo, admitía el deseo de la Administración de incorporar en un futuro inmediato la tecnología de radiofrecuencia (RFID) en los pasaportes y DNI (e incluso hacer de ello un solo documento), lógico si tenemos en cuenta que a partir del 1 de agosto de 2006 todos los países de la UE deberán expedir el pasaporte electrónico basado en la tecnología RFDI (como respuesta a EE UU, que exigirá a los visitantes de la UE dicho pasaporte a partir de octubre 2006). Y antes de final de año la UE recomendará a sus miembros la implantación del nuevo carné de conducir europeo con microchip incorporado.


Una etiqueta RFDI es un dispositivo pequeño, como una pegatina, que puede ser adherida o incorporada a un producto, animal o persona, y que contiene antenas para recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor. Los datos transmitidos por la etiqueta proporcionan información sobre la localización e identificación del producto, animal o persona marcados. La etiqueta, además de su clara alternativa al código de barras para los objetos de compra (pudiendo conocerse el recorrido de un producto desde su fabricación, lo que permite controlar a distancia los hábitos de consumo de cada hogar), tiene como especial característica su paulatina implantación mundial en la documentación de identificación personal, con un contenido que pudiera escapar al conocimiento de su portador. ¿Identificadores bajo la piel? La filosofía final de esta nueva tecnología tiende a que cada ser humano en el planeta lleve un número de identificación con el que pudieran ser reconocidas de forma inmediata todas sus características personales; un medio de identificación válido, exclusivo, pero sobre todo, masivo, que permitiera recopilar la mayor cantidad de datos de cada persona, bajo la conocida ecuación Información = Poder. Implantando el chip bajo la piel, las personas podrían ser reconocidas incluso vía satélite a través de GPS. ¿Ciencia ficción? Perros y gatos ya llevan su microchip implantado, siendo las primeras víctimas de la llamada ‘ciberseguridad’; empresas estadounidenses lo han implantado a sus empleados; México y Colombia lo promocionan como forma de evitar o controlar secuestros. El Estado español es pionero: una conocida discoteca de Barcelona (Baja Beach Club) lo vende desde el 17 de marzo por 125 euros a sus clientes VIP, que lo utilizan para abonar sus consumiciones, suplantando así el DNI y la tarjeta de crédito, siendo el primer establecimiento del mundo en realizar esta práctica. Sin embargo, en el verano de 2005, la empresa holandesa Riscue logró craquear (romper los códigos de seguridad y obtener la información) un pasaporte biométrico equipado con RFDI (obteniendo un intruso todos los datos contenidos en el mismo desde una distancia de 10 metros).
En marzo de 2006, de nuevo investigadores holandeses demostraron que las etiquetas RFDI pueden albergar virus informáticos, pudiendo de esta forma ser alteradas por atacantes. Además, el virus sería capaz de explotar las vulnerabilidades de todo tipo que pudieran existir en el software del sistema: una etiqueta RFDI colocada en una maleta podría ‘contagiar’ a otras, a otros aeropuertos... pudiendo caer todo un sistema. Y es sólo un ejemplo. Que no olviden: hasta el doctor Frankenstein fue muerto por el Ser que él mismo había creado.


Endika Zulueta, abogado

20070303

Gigantes periféricos

Se están pariendo nuevos y gigantescos emporios industriales en India, China, Rusia y Brasil (los llamados países BRIC). Lo significativo es que engordan a una velocidad mayor que las grandes corporaciones norteamericanas, europeas y japonesas. De las 200 mayores compañías globales -cuyo poder económico supera al de la mayoría de países del mundo-, 16 ya tienen su base en países no occidentales.
Y el proceso va en aumento. La petrolera rusa Gazprom es la tercera en el ránking global, Petrochina la décima, y China Mobile, Bank of China y China Con Bank se encuentran entre las top 50. Destacan también la brasilera Petrobrás, las también rusas Lukoil y Rosneft o la mexicana América Móvil. De momento los BRIC tienen juntos tantas gigantes empresariales como Francia. Pero observemos la tendencia. Las que más están creciendo son las chinas y las indias.


¿Y ES ESO BUENO PARA ESTOS PAÍSES?


Justamente en agosto visitamos una de las denominadas fastdevelopment area en uno de los estados más pobres de la India, Orissa. India impresiona por todo. Pero destaca hoy su rápida -a menudo violenta- caída en picado hacia el capitalismo planetario. Fuimos a conocerla in situ. Una de las empresas indias que ya venden autos a los españoles es Tata Group, un gigante industrial que tanto produce camiones como controla canales de radio u opera en telefonía celular en todo el continente indio. Aparte explota minas de hierro y fabrica el acero que requiere toda la demanda de automóviles, principalmente interna.

En el nuevo y gigantesco complejo industrial de Kalinga Nagar, en las profundidades de Orissa, Tata Group encontró un enclave óptimo: minas de carbón, ríos, mano de obra dispuesta a ser sobreexplotada y trenes y nuevas carreteras para sacar la producción. Sólo había un inconveniente. El territorio más adecuado estaba habitado por los pobres entre los pobres, los grupos tribales, con los intocables en la cola de la fila india. Aquel inconveniente no pudo solventarse como en otras ocasiones, desplazando sin más a la población afectada con promesas que jamás se cumplirían. Los grupos tribales que cultivaban los arrozales en los que hoy Tata están construyendo sus altos hornos decidieron no abandonar sus tierras a cambio de nada. Por ello el choque tribal-industrial, policía del Estado mediante, se saldó con unos efectos colaterales por industrialización de 16 tribales y un policía muertos en enfrentamientos durante enero de 2005. Hoy el terreno ya es de Tata, lo vimos con nuestros ojos, y los tribales suman más desplazados a los campesinos afectados por la construcción de megaproyectos como las represas de Terhi, del Narmanda, etc. (unos 60 millones estimados). El crecimiento de Tata ha sido brutal. ¿Y es bueno para el país? Para Tata, sí; para los administradores que lanzaron a la policía, también, pero para los tribales -muchos más en personas, mucho menos en PIB- definitivamente, no.

David Llistar, coordinador del Observatorio de la Deuda en la Globalización

20070301

Kapitaal, saturación informativa

¿Y si de nuestro paseo diario por la gran urbe eliminamos a la gente, los árboles, las fachadas de los edificios? Kapitaal, un corto animado del estudio holandés Smack retrata la saturación de información en las grandes urbes.

Fidel Castro. Reflexiones